Estamos acostumbrados en esta sección a recuperar discos con mayúsculas, grandes creaciones del pasado escritas por pesos pesados de la música. Ya han pasado por aquí nombres como Status Quo, Héroes del Silencio o Muse, bandas que imponen respeto, conocidas por (casi) todos y que han aportado álbumes para el recuerdo en la historia de la música. Sin embargo, lo que os proponemos hoy probablemente no marque un antes y después en alguna generación, no arrase en ninguna lista de éxitos y no destaque en la brillante estantería de una tienda de discos.
Lo que hoy os traemos es una pequeña joya de apenas diecinueve minutos de duración. Una pieza escrita sin pretensiones, o con las pretensiones que puede tener la banda sonora de una película. Pero esta no es una banda sonora cualquiera, no cuando su artífice es nada más y nada menos que Alex Turner, el archiconocido Alex Turner, líder de Arctic Monkeys.
He de reconocer que Arctic Monkeys nunca han sido santo de mi devoción, pero Alex Turner es otro cantar. Su extraordinaria sensibilidad y su capacidad creativa hacen de él un compositor excepcional, algo que su amigo Richard Ayoade no quiso dejar escapar. Allá por el 2009, Ayoade se encontraba en el medio del proceso de grabación de su ópera prima, Submarine. La obra, centrada en la historia de un adolescente atípico, estaba casi completa, sin embargo, algo faltaba: la música. Es por esto que el director inglés no dudó en llamar a Turner, con el que ya había coincidido durante la grabación del videoclip de Fluorescent Adolescent y con el que guardaba una estrecha amistad. Turner aceptó la propuesta y poco a poco el tracklist de Submarine estuvo listo.
Submarine es un disco de amor, eso es obvio. Pero no es el típico disco de amor pasteloso, en el que chico conoce a chica y el arcoiris fluye a raudales. Turner lo deja bien claro en la primera estrofa del álbum.
I’m not the kind of fool/ who’s gonna sit and sing to you/about stars, girl
Submarine es un álbum desnudo, carente de artificio, en el que nos encontramos frente a frente con la voz susurrante del de Sheffield y su guitarra (además de algún teclado y percusión), como demuestra la delicada Hiding Tonight.
En un mundo dominado cada vez más por la tecnología y la electrónica a la hora de componer, Submarine es todo un regalo para los oídos, un oasis acústico elaborado para estimular y despertar los sentidos. Es un ejercicio de introspección, en el que el autor vuelve a lo más básico y canta sobre ello, con el corazón en la boca y la guitarra en la mano.
Submarine es un disco de sensaciones, cantado desde la inocente picaresca del primer amor. Submarine tiene el sabor del primer beso, el tacto de una caricia liviana y el desaliento de un adiós. Es la descripción de una puerta que todos hemos cruzado, esa amarga despedida de la infancia para entrar en el desconocido y salvaje mundo adulto. Y qué mejor forma de cruzar un umbral que de la mano del talento de Alex Turner. Quítense los zapatos. Cierren los ojos. Disfruten.
