El 3 de marzo de 1986 la historia del Metal cambió. En esa fecha las tiendas de vinilos y discos ponían a la venta Master of Puppets, el tercer disco de Metallica, aquella banda conformada por cuatro chicos que bebían cerveza y tocaban, bebían más cerveza y tocaban aún mejor. Hoy, a 30 años de su lanzamiento, repasamos un poco la historia que este disco ayudó a escribir.
Metallica se ganó el reconocimiento de la creciente escena del Metal de los ’80s gracias a sus riffs sencillos, pero tocados con toda la furia de la que un cuerpo humano es capaz de soportar. Sin embargo, a pesar de que Kill ‘Em All y Ride The Lightning son discos fenomenales, con obras de arte como Jump in the Fire y The Call of Ktulu, no fue sino hasta Master of Puppets que Metallica tomó la corona del Thrash Metal.
¿A qué se debió esto? ¿Qué fue lo que cambió? Prácticamente nada cambió. Metallica seguía tocando con la furia que la caracterizaba, y solo hace falta escuchar Battery, canción con la que comienza el disco, pero ahora toda esa energía estaba enfocada en tocar no solo rápido, sino perfectamente bien, en una armonía -muy al estilo de la Metallica- que antes no existía en la banda.
El legado de Master of Puppets
Master of Puppets, la canción que dio nombre al disco era la segunda canción y rápidamente se convirtió en el himno, no solo de la banda, sino de toda una generación que durante los concierto cantaba “¡Master, Master!” como si su vida dependiera de ello. Tal es el poder que Lars, James, Cliff y Kirk lograron con cada nota de la canción.
En general, Master of Puppets puede ser tomada como una crítica ante cualquier situación, sobre todo a la sociedad que se deja controlar por “los hilos” del gobierno. Sin embargo, en múltiples ocasiones la propia banda ha dicho que se trata sobre una canción que habla sobre la adicción a las drogas (tema muy recurrente en los años de su lanzamiento) y cómo estas te vuelven su esclavo.
¿Y las demás canciones? No podemos olvidar Welcome Home (Sanitarium), Disposable Heroes y mucho menos la épica Orion, poderosas a su manera, tanto en la música como en las letras que claramente comunican un mensaje en específico. No por nada Metallica, y en específico, este disco marcaron una generación e influenciaron a bandas de la talla de Trivium, Evile y Bullet for my Valentine, por mencionar algunas, para continuar por el camino que Metallica marcó.
¿Y después de Master of Puppets?
A pesar de todo lo logrado, no todo podía ser perfecto. La tragedia se cernió sobre la banda solo seis meses después de lanzado el disco, el 27 de septiembre de 1986 cuando Cliff Burton murió en un accidente automovilístico en Suecia, durante la gira europea de Metallica. La tragedia trascendió y todo el mundo lloró su muerte, pero la banda decidió continuar con un nuevo bajista, Jason Newsted.
Los mas puristas dicen que Metallica murió junto con Burton ya que él era responsable de gran parte de la música de banda. Era tan prodigioso que se decía era capaz de componer sin tocar, ya que con solo las partituras era capaz de saber cómo sonarían las notas en conjunto. Hecho nunca comprobado, pero con obras de arte como The Call of Ktulu y Orion poco queda a la imaginación.
Con la integración de Newsted a la banda, el sonido cambió ya que el característico bajo distorsionado en algunas canciones quedó en el total olvido. Además, si bien Metallica creó muy buenos álbumes y canciones, And Justice For All y el archiconocido Black Album que los volvió “comerciales”, la verdad es que nunca volvió a ser lo que era.
De este punto en adelante, es historia. La banda entró en un período de evolución que no acabó muy bien, pero en defensa de Metallica podemos decir que todas las bandas de la época pasaron por este período y solo unas pocos lo supieron sobrellevar.
Sea como fuera, Metallica es y será reconocido como un icono del Thrash Metal, y el Master of Puppets será conocido como el álbum que marcó la pauta para las futuras generaciones de músicos.
¡Larga vida a Master of Puppets, larga vida a Burton, larga vida a Metallica!