Antes de entrar al tajo y de hablar de este disco, déjame que te explique un poco de qué va esto de los “placeres culpables”: Nosotros vamos a hablar de un disco que nos gusta y que está universalmente aceptado como basura, e intentaremos dar un punto de vista objetivo sobre por qué no nos parece tan malo. Grupos que tengan un “posible placer culpable” hay muchos, hasta he llegado a conocer gente que defiende el St. Anger de Metallica o el Power Metal de Pantera, e incluso quien dice que la época de Blaze Bayley en Iron Maiden no fue tan mala.
Pues más o menos de eso va esto: Yo voy a intentar defender mi caso particular y voy a intentar ser objetivo con el disco del que me va a tocar hablar, que no es otro que el Swansong de mis adorados Carcass, de cuyo último trabajo ya te ofrecimos su correspondiente reseña, y que quizás con su extraña portada ya presagiaba lo que íbamos a encontrarnos dentro:
En su momento Swansong fue muy criticado por alejarse de todo lo que habían hecho Carcass hasta aquel momento. Los más críticos, obviamente, fueron los más acérrimos a sus dos primeros discos; dos ejercicios de grindcore forense directos a la yugular y sin concesiones. Sin embargo, los que llegaron a Carcass en Necroticism y Heartwork vieron este álbum de forma diferente.
Ahora vamos a intentar dejar algo claro: Si te encantan Reek of Putrefaction y Symphonies of Sickness y todo lo que hicieron después te parece demasiado comercial, deja de leer ahora mismo. Si por el contrario lo tuyo tiene que ver más con Necroticism y Heartwork, ten en cuenta mi invitación para quedarte en esta página y seguir leyendo, porque tú y yo tenemos más en común de lo que parece.
Para mi gusto Swansong es un disco malentendido y en muchas ocasiones pasado por alto. Las cosas claras: Los metaleros no estamos lo que se dice libres de prejuicios, somos los primeros en apuntarnos a la moda de “esto no es bueno”. Por esos mismos prejuicios hace quince años me avergonzaba admitir en público que este álbum me encantaba, y hoy por hoy no me da ningún reparo. ¿Por qué? Porque se puede valorar el plástico por lo que realmente es: Una aplastante lección de riffs que beben directamente del hard rock convenientemente aderezados con la fórmula Carcass, además de una colección genial de temas con mucho groove y una base rítmica contundente, con mucho peso y que prácticamente va sola, todo eso sin nombrar el buen gusto de las melodías escogidas en los solos de guitarra.
Las afinaciones graves y la rasposa voz de Jeff Walker siguen ahí, lo único que cambia es el contexto. Quien me diga que no ha tenido ganas de moverse incontroladamente con Tomorrow Belongs to Nobody con esos pasajes a lo Thin Lizzy, que no se ha sentido abrumado por los acordes iniciales de Keep on Rotting in the Free World o que no ha tenido un acceso de nostalgia al reconocer algunos pasajes cercanos al No Love Lost de Heartwork en Child’s Play, o no tiene alma o probablemente mienta.
Además de estas ya nombradas, Swansong tiene más buenas canciones como por ejemplo Black Star, Room 101 o R**k the vote, y por supuesto y como ya comentaba antes la lección de riffing de Bill Steer y Carlo Regadas es sencillamente magistral. Estaba claro hacia dónde iba a tirar Steer al escuchar Swansong –recordamos que después acabó en el proyecto Freebird, que nada tiene que ver con Carcass y que se acercaba más al hard rock puro y duro con tintes blueseros–, pero eso no quita para que este álbum tenga una grandeza muy poco reconocida.
¿Qué le voy a hacer si el resto de la comunidad metalera tiene otra opinión? A mí personalmente me encanta, y me parece que no tiene ningún elemento que lo convierta en un disco merecedor de ser defenestrado, quizá cometer el pecado de apartarse de la senda de Heartwork, pero si lo que quieres escuchar es un “Heartwork 2.0”, entonces te emplazo a que le pegues un oído a Surgical Steel, que por otra parte también es un gran álbum.