El tercer LP de Metallica es una obra maestra, y está enfrentada con el exitoso álbum de Slayer, Reign in Blood, ya que ambos son los mejores álbumes de thrash metal de la historia.
Master Of Puppets es una combinación calculadísima de agresividad, velocidad, belleza melódica y complejidad musical. Tuvo un brutal impacto en los fans del metal de esa época, que en el año 86 buscaban algo que les hicieran ir más allá del género. Buscaban una producción cuidada y el equilibrio perfecto entre rabia y profundidad. A pesar de que en el futuro Metallica ha vendido álbumes que se han acogido mejor, sin duda nunca podrán volver a tocar la cima como lo hicieron con Master of Puppets.
Los puntos fuertes de Metallica se revelan en la primera canción del álbum Battery. Pasa de una introducción de guitarras acústicas a un riff contorsionado que rozaba las fronteras del thrash metal y del heavy metal. La canción que le da nombre al disco, Master of Puppets también es de un estilo muy agresivo. Mientras que Disposable Heroes y Damage, Inc devuelven al oyente el pensamiento de que Metallica fueron algún día una potentísima banda de metal. En el álbum también hay dos temas que se podrían considerar mitad balada, mitad desenfreno; The Thing That Should Not Be y ése himno algo psicótico llamado Welcome Home(Sanitarium). Ambas canciones representan el lado más oscuro y sutil de la banda, mientras que la canción Leper Messiah es una canción con un tempo que va acelerando a medida que avanza la canción.
Orion sin duda es mi canción favorita del álbum, pues es una canción instrumental con resonancias que pocas canciones han tenido nunca, donde la batería y las guitarras se funden en armonía mientras el ex-bajista Cliff Burton brillaba con luz propia con su talentoso solo de bajo. Tengo que decir que la muerte de Cliff fue un hachazo muy grande, ya que el álbum salió a la venta pocos meses después de su muerte.
