A día de hoy es quizá la frase más común de escuchar: ”La música ya no es lo que era”, ”la música se muere” y un sinfín de etcéteras.
La música está en un período de cambio irrefutable. Su evolución en el siglo XX ha sido tan inmensa que a día de hoy, un siglo después del comienzo de todo ese período, seguimos sin saber asimilar toda esa información.
Así que vuelvo a preguntar: ¿se muere la música? Respuesta corta, ”no”; respuesta larga, ”no, pero…”
Es obvio –y cualquiera un poco avispado se habrá fijado– que cada día la música ”se parece más”, se usan menos intervalos y fraseos musicales muy poco distintos entre sí. Es cierto, pero esa es la tendencia, para nada el futuro de la música. A día de hoy se valora más la simpleza en la composición y se opta por una búsqueda de sonido (moderno, diferente, escoged la palabra que os guste) y no sería de extrañar que en el futuro se prefiera música con más tensiones y diferentes escalas y quizá no guste tanto la simpleza.
Y la historia nos ha dado infinidad de pruebas a lo largo de los años, como fue el paso de la música clasicista de Mozart al romanticismo de Beethoven y Chopin y la vuelta a las grandes Orquestas de Tchaikovsky o las Big bands de jazz. Teniendo muy en cuenta que hubo casi 125 años entre el primer ejemplo y el último.
Por otra parte completamente distinta, es absurdo pensar que solo existe un tipo de música de la que he mencionado hoy día. Si te gusta, tienes muchísimo donde escoger, pero si no te gusta hay un sinfín de opciones. Ahora mismo el jazz está más vivo que nunca. Lógicamente depende de donde te muevas; a fin de cuentas España no es Chicago, pero eso no quiere decir que si sabes moverte no encuentres jams, conciertos, tiendas de discos especializadas… y no solo de jazz; de rock, de blues, soul, funk…
Así que en definitiva si queréis un surtido amplio de música va a haber que informarse y salir bastante a la calle –¡Horror!–. En mi humilde opinión no creo para nada que la música esté ni cerca de extinguirse, quizá lo que sí necesita es una mayor difusión, pues estamos acostumbrados a escuchar muy pocos estilos de música (¡anda que no habrá música en el mundo!) y sobre todo a cogerle el gusto a escuchar de todo. Ya sabéis, en la variedad está el gusto.