Como todo futbolista que calza sus botas en el terreno de juego, el uniforme y la excentricidad de los músicos forman parte de la escena que los envuelve. Sin embargo hay artistas que separan el frenesí de focos y micrófonos en su vida privada, donde se les puede ver de un modo totalmente distinto. Unas vacaciones, un fin de semana, o un día libre en la vida de los artistas puede variar muchos grados la visión que tenemos de ellos a lo establecido en sus conciertos.
Un claro ejemplo es el cantante David Bowie. Su atrevida forma de experimentar con su música, su estilo andrógino y el vestuario que lo caracteriza, no le aparta de su cercanía con los suyos. Cuenta que en realidad es un tipo muy familiar, y un orgulloso padre que toca la flauta dulce en sus ratos libres.
En el otro extremo se encuentran músicos como Marilyn Manson, cuyo parecido del personaje con la realidad es más que semejante. Sus reacciones en los escenarios se han visto transformadas en escándalos, que le han llevado a sufrir varias detenciones merced a su controvertida personalidad. Detrás de la inquietante caracterización de Manson no esconde nada más que su verdadera cara, la de la excentricidad.
Dos formas diferentes de compaginar vida profesional y personal. A pesar de ser dos artistas muy distintos entre sí, comparten unos lazos de unión inequívocos como es su pasión por la música y un número enorme de fans. Algo estarán haciendo bien en sus carreras musicales.
En los últimos tiempos podemos disfrutar de realities de televisión que muestran la vida cotidiana de músicos y artistas, en ellos pretenden enseñarnos sus lazos más personales y descubrir el lado más humano de los mismos. Katy Perry o Mario Vaquerizo ya han sido objetivo de cámaras y no han mostrado reparo en ilustrarnos su día a día. Tal vez sea cuestión de imagen, no obstante les pedimos a todos ellos que sigan ofreciéndonos momentos de éxtasis en los escenarios.