El álbum de debut de los Ramones fue uno de los mejores del género punk, pasando por su portada en blanco y negro -un tanto sencilla- hasta sus rápidas e inigualables melodías.
El álbum fue grabado en unos poco días, -concretamente dos- y tampoco se puede decir que contaban con una gran cantidad de dinero para invertir en él, es más, en ese tiempo grabar un álbum por poco más de 6.000 dólares era algo insólito y poco probable, pues los métodos usados no eran los más eficientes y costaban lo suyo.
Los Ramones tocaban como nadie nunca había tocado antes. Adaptaron el rock a su estilo propio, impulsados por una guitarra de cuatro acordes con ganas de dar mucha caña, el estilo propio Tommy en la batería y con Led Zeppelin como referente.
Todas sus canciones finalizan antes de llegar a los 3 minutos de duración, pues los temas que tratan son breves y concisos, supongo que es porque el grupo estaba enamorado del rock de los años 50 y de los grupos femeninos que destacaron en esa época -de ahí a que sus melodías tengan toques dulces-.
Las letras son sencillas, si separamos la voz de la melodía nos daremos cuenta de que podría tratar de una de estas canciones quinceañeras que salen hoy en día. Frases como ”I wanna be your boyfriend”, “Now I wanna sniff some glue” y “I don’t wanna walk around with you” podrían ser un claro ejemplo de ellos.
Los Ramones eran alabados sí, pero solo por un pequeño círculo de revistas nacionales, ya que el grupo no logró estar entre los 100 primeros grupos de Estados Unidos ni tampoco estuvieron en el top 40 de Inglaterra. Pero la gente que se hizo con el álbum encontró en el álbum el estimulante perfecto para interpretarlo como ”un llamamiento a las armas” o a la rebelión.
The Sex Pistols, the Clash y algún que otro artista más, utilizaron el modelo de cuatro acordes de los Ramones para expresar su frustración por el estado actual que vivía el rock. Muchos dicen que la revolución nunca más volverá a estar tan cerca como cuando estaban los Ramones.