Muse o la hipérbole del rock: The Unsustainable Tour

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La gira de Muse llegó a Oporto como uno de los eventos de la temporada y se quedó como uno de los grandes acontecimientos del año. El trío de Matt Bellamy elaboró a base de buena música y potente mensaje un directo difícilmente superable que desató el delirio entre los más de 40000 asistentes a la cita. Los chicos de Devon vuelven a demostrar algo que muchos ya teníamos asumido: ellos son los reyes del rock de estadio y no están dispuestos a ceder su trono.

The Unsustainable Tour Muse Oporto

Más alto, más fuerte, más grande. Mejor. Esa parece ser la premisa de Muse cada vez que se enfrentan a un nuevo tour. Si con su gira de arenas ya nos habían dejado boquiabiertos a base de escenarios con pirámides y audiovisuales por doquier, lo cierto es que los chicos de Bellamy han querido ir más allá en un ansia megalómana que ya forma parte de su identidad.

Porque Muse son así: fastuosos, grandiosos, bestiales. Y eso lo sabes desde el momento en el que pisas uno de los estadios que invaden por una noche, como guerreros atemporales dispuestos a conquistar una nueva ciudad. ¿Sus armas? Gigantescas torres de sonido y lásers unidos a un colosal despliegue de imagen y sonido que convierte un simple escenario (todo lo simple que puse ser tratándose de Muse) en un caleidoscopio de luz y color. Y fuego, mucho fuego.

Estadio Dragao Oporto

The Unsustainable Tour

Olvidémonos por un momento de la puesta en escena: es tiempo para recrear los oídos. En Oporto, la propuesta musical de The Unsustainable Tour comenzó con unos enérgicos We Are The Ocean como teloneros. Los chicos de Essex le pusieron ganas a su propuesta, intentando motivar a un público que no estaba allí por ellos, creando unos 45 minutos de música de aperitivo. Un aperitivo sabroso, pero que supo a poco y que sólo sirvió para aumentar el hambre y el ansia colectiva que se había estado gestando durante horas, meses o incluso años (la última vez que Muse visitó el país luso fue en 2010). Queremos a Muse, parecían decir las más de 40000 caras que miraban impacientes a sus relojes.

Y Muse no se hizo esperar. A las 22:30 hora local resonaba en el Dragão una voz mecánica de mujer, con un mensaje claro: En un sistema cerrado la entropía sólo puede aumentar. No podía estar más en lo cierto. Cumpliendo la segunda ley de la termodinámica el público bullía y desbordaba energía, impaciente, expectante. Y, de repente, saciando la ansiedad de los presentes, salía de la nada ese hombrecillo llamado Matt Bellamy llevando a la locura colectiva a un público entregado a través de los acordes de Supremacy. Muse comenzaba a lo grande, jugaba sus cartas, y le salía bien.

Sin respiro, el trío atacaba nuevamente con Supermassive Black Hole y su ritmo desenfrenado. Ahí se producía la primera sorpresa de la noche, pero no para el público, sino para el actor protagonista de la función: Matt Bellamy cumplía 35 años y sus fans portugueses lo celebraban coreando el Happy Birthday y dibujando con cartulinas una suerte de mosaico con la misma felicitación.

Terminado el emotivo momento llegó el turno para la crítica política y social, que comenzaba con la aparentemente inocente Panic Station que haría bailar a la mismísima Ángela Merkel (abucheo general incluido). Animals no se quedaría atrás. Unida a la música, el Cirque Bijou, fiel colaborador de Muse en sus giras, elaboraría una performance en la que un banquero tiraba billetes falsos a la multitud, que, irónicamente se peleaba por ellos. Tras la explosión final de dinero, llegaría uno de los momentos mágicos de la noche: Chris Wolstenholme, bajista de la banda, alias chico para todo se armaría de su armónica y nos regalaría uno de los clásicos de la música y una de los intros más esperadas de la banda: Man With Harmonica, del eterno Morricone. Se respiraba cierto aire western en el ambiente, lo que sólo podía anunciar una cosa: era el turno de Knights of Cydonia, un tema con mayúsculas que ya es todo un himno y que se convertiría en uno de los momentos álgidos de la cita.

Ese no sería el único as guardado en las mangas del trío británico. La gran sorpresa de la noche, para deleite de los fans más aguerridos fue la joya del Showbiz: la incombustible Sunburn, que parece mejorar con los años. Para los más nostálgicos también rescatarían su cover por excelencia, Feeling Good y la dulce Unintended, sólo voz y guitarra para elaborar un momento inolvidable.

No sólo los fans de antaño tuvieron su momento de gloria en Oporto, los más recientes pudieron disfrutar de temas de nueva factura como Madness, Follow Me o Liquid State, que a pesar de carecer de la fuerza y del espíritu Muse de siempre, completan un show hecho a medida de todos los oídos.

La noche se cernía sobre el cielo portugués y el público, que sabía que aquello se terminaba, se entregaba a la causa: saltos, gritos y locura para acompañar éxitos como Time is Running Out, la eléctrica New Born o la hipnótica Hysteria. No fallan. Comenzaban así los bises o encores, marcados de antemano por setlist, muy lejos de aquellos tiempos en los que el público se ganaba los segundos pases a base de empeño y, para qué negarlo, mucho ruido. Momento para ponernos románticos con Guiding Light para justo después disfrutar de un Dominic Howard que sale de entre las sombras del final del escenario para darle ritmo a Undisclosed Desires.

El fin se aproximaba, pero aún quedaban por quemar grandes cartuchos: Plug in Baby, siempre frenética y aclamada, Uprising y su épica marcial y, como broche final y quizás agridulce, Starlight.

Muse culminaba así más de dos horas de espectáculo sin límites, en el que ni la improvisación ni la sutileza tienen lugar. El trío se sabe poderoso, se sabe grande y utiliza toda su artillería en un despliegue que no hace sino catapultarlos, no sabemos si de forma definitiva, a ese reducido reducto de bandas revienta estadios. Muse es una banda de directo, de efecto y de impacto. Lo insinuaron con HAARP, lo consolidaron con The Resistance y lo han reafirmado con The Unsustainable Tour. Estamos ante unos grandes, damas y caballeros. Tiempo al tiempo.

Archivado en Actuaciones, Chris Wolstenholme, Crónicas, Dominic Howard, Gira, Matt Bellamy, Muse, The Unsustainable Tour
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