Hoy nos hemos levantado con una noticia que, aunque tarde o temprano tenía que ocurrir, no es que duela menos por ello. Hoy ha muerto B.B. King, y el mundo de la música se ha hecho un poco más negro, triste y oscuro de lo que ya de por sí era. El blues está de luto, pero nosotros deberíamos celebrar la vida de este bluesman en lugar de llorar su muerte.
Riley B. King nació hace 89 años en Itta Bena, Mississippi, en mitad de la América rural, compartiendo orígenes humildes con muchos otros contemporáneos suyos y músicos de blues históricos, como Muddy Waters o Robert Johnson, y empezó su andadura musical cantando en el coro de la iglesia cuando era niño.
Su madre no le comparía su primera guitarra hasta los doce años, y no saltaría a la fama hassta 1948, cuando se traslada a Memphis y empieza a conseguir una base de seguidores fieles en el programa radiofónico de Sonny Boy Williamson II. Las apariciones en este programa fueron las que le granjearon un contrato discográfico, momento en el cual dejó de ser Riley B. King para convertirse en el B.B. King que todos conocemos.
En su dilatadísima carrera, B.B. King ha tenido momentos realmente brillantes. Entre otras cosas, fue padrino musical de Joe Bonamassa y ha tocado con figuras de la talla de Eric Clapton o el guitarrista español Raimundo Amador:
Inseparable de su guitarra Lucille, B.B. King fue una leyenda en vida. Guitarristas como el antes mencionado Clapton o Jeff Beck le rinden admiración sincera, y es que un hombre con la dilatada carrera de Riley B. King se merece todos los honores que se le puedan ofrecer. Cualquier cosa que pueda decir en este artículo se queda corta.
Lo que sí es cierto es que, como decía antes, hoy el mundo es un lugar un poquito más feo y triste. Se ha ido uno de los más grandes, y su hueco nunca podrá ser llenado por nadie. B.B. King siempre será recordado por parte del equipo de Xombit Music, y siempre tendrá un lugar destacado en nuestros pedestales particulares.
