El talento es la capacidad innata para realizar cualquier actividad, por muy natural que pueda parecer, las personas talentosas tienden a hacerlo de una manera más simple y elegante. Algunas personas son naturalmente más rápidas, otras más fuertes y otras son más inteligentes que los demás.
En la música pasa algo parecido. Las personas nacemos sin capacidades artísticas. Nadie nace sabiendo tocar el piano, pero poco a poco las generaciones van cambiado, ya que nacen con distintos grados de sensibilidad musical y con diferente grado de productividad.
El talento musical es una cuestión de aptitud, no de instinto. Algunas personas nacen con una mayor aptitud y desarrollan distintas habilidades con un instrumento en concreto y de una manera más rápida. Todo esto al final se resume a que dichas personas llegarían a su objetivo de una manera más efectiva y sencilla.
Se han realizado estudios, tanto en la capacidad musical como en la incapacidad musical, que revelan fuertes componentes genéticos a cada uno. Un estudio del 2008 descubrió que el talento musical se basa aproximadamente en un 50 por ciento genética, mientras que otro estudio publicado en el 2001 reveló que el 80 por ciento de la sordera de tono parece ser genética.
Personalmente, creo que el desarrollo e incluso el descubrimiento del talento tiene mucho que ver con las personas que te rodean. Sin un modelo ejemplar, es bastante improbable que se pueda desarrollar el talento hasta su punto más álgido. Creo que esta es una de las áreas en las que la educación musical necesita mejorar.
¿Cuando nos daremos cuenta de que la música que se emite hoy en día en la radio -ojo, hay muchísimas cadenas que merecen ser escuchadas- no nos aporta nada? Los jóvenes necesitan música que enseñen valores y que aporten algo más que lo escuchan hoy en día, ya que de esta manera su amor por el arte despertará, también apreciaran cada uno de los instrumentos que componen las canciones y despertará su apetito por la música, queriendo crear su propia música.