Año 1994, una banda de 5 jóvenes de Manchester criados en el Reino Unido de Margaret Thatcher sacuden el mundo de la música con el que se convertiría en el mejor debut británico desde The Beatles. No era casualidad, pues su sonido tenía mucho que ver con el de los de Liverpool, aunque aderezado con la irreverencia y arrogancia de los Sex Pistols. Un rock directo y melódico que les catapultó a la fama mundial y que 20 años después, les ha consolidado como uno de los grandes de la música británica.
12 años pasaron hasta que unos chavales que se hacen llamar Arctic Monkeys superaron semejante irrupción en la música del Reino Unido. Y es que los más de 8 millones de copias vendidas no parecen casualidad si tenemos en cuenta que el perfeccionismo de Noel Gallagher les llevó a grabar el álbum al completo hasta en 3 ocasiones.
Sin ninguna pretensión artística, el sonido de oasis se presentaba sincero, inmediato y gamberro; desde el primer segundo de Rock And Roll Star el oyente se siente atrapado por la armonía de la banda, que no te suelta mientras se suceden temas que se convertireron en clásicos como Supersonic o Cigarettes & Alcohol. Fue como meter en una batidora a The Smiths, los Sex Pistols, The Beatles, The Stone Roses y The Clash, echarle una pizca de una juventud marcada por el thatcherismo y obtener uno de los mejores brebajes que nos brindaron los 90: coros memorables, pegadizas melodías y guitarras mugrientas.
Por supuesto, su sucesor (Whats The Story) Morning Glory? fue su mejor disco, pero fue este el que llamó la atención de todo el planeta. No es de extrañar que algunos consideren Definitely Maybe como el disco que resucitó la música británica. Palabras mayores si tenemos en cuenta la cantidad de grandes e históricos artistas que nos han brindado las islas. De lo que no cabe duda, es que aquí nació una banda con sonido propio –que nadie ha sabido imitar suficientemente bien– y que hizo historia.
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