La mayoría de nosotros hemos utilizado la música como elemento en nuestro entorno de trabajo para ayudarnos a rendir más, aunque no siempre lo hayamos conseguido. Y es que efectivamente, una melodía puede ayudarnos a incrementar nuestra concentración y hacer nuestro trabajo más efectivo, pero siempre que tengamos en cuenta una serie de premisas.
Diferentes estudios han revelado que el cerebro es sensible al entrenamiento musical, es decir, que al igual que cuando vamos al gimnasio es beneficioso para nuestros músculos mejoran, nuestro cerebro responde positivamente al ejercicio musical tan bien como lo hace con la lectura. En nuestro cerebro, existen un tipo de ondas, las Alpha, que están asociadas con los periodos de relajación consciente, es decir, cuando no estamos durmiendo. Un claro ejemplo seria un estado de meditación. Ese estado de relajación cerebral, favorecerá el aprendizaje, sobre todo en tareas de memorización, así que debemos buscar música que nos transporte a un estado de calma para mantener nuestro cerebro descansado.
También debemos tener en cuenta si las canciones van acompañadas o no de letras. Si la respuesta es afirmativa, es posible que nuestro cerebro se distraiga debido al estimulo externo que suponen, sobre todo si conocemos la canción, provocando que nuestra tarea pueda llegar a ser imposible de realizar. Si bien es cierto, que no siempre necesitaremos memorizar cosas. Por ejemplo, cuando hacemos deporte para que el entrenamiento sea óptimo, es obligado cierto nivel de concentración para que el esfuerzo sea efectivo. En esta ocasión puede que nos interese que la música nos marque un ritmo similar al de nuestro ejercicio, facilitándonos así la realización del mismo.
En resumidas cuentas nuestra selección musical va a depender de la tarea a realizar y nuestro objetivo:
Si lo que queremos es leer y memorizar, nos conviene música pausada y sin letras. Aquí encajaría multitud de música clásica. No, La cabalgata de las Valquirias de Wagner no parece una buena opción. No, Carmina Burana tampoco. Personalmente creo que funcionan bastante bien composiciones de bandas sonoras.
Si en cambio, nuestra actividad es más creativa, nos conviene aportar más ritmo al asunto pero sigue sin interesarnos ponernos a cantar nuestra canción favorita. Aquí encaja a las mil maravillas rock instrumental. También podemos probar con versiones instrumentales de nuestra música favorita que hoy es fácil de encontrar en servicios de streaming musical.
Para actividades físicas ya sea trabajo o deporte, nos vendrán de maravilla ritmos y letras que hagan que el tiempo se nos pase volando. Como norma general música electrónica o de baile, pero por favor, por tu salud auditiva huye de esos atroces remixes que escuchas cada vez que pasas al lado de el aula de Spinning o Aeróbic.
Aquí os dejamos una pequeña selección dividida en dos bloques. Las 5 primeras canciones están enfocadas al estudio y las 5 siguientes a una tarea más creativa. Si lo que queréis es música para hacer deporte echarle un vistazo a este artículo de mi compañero Salim.
Estas son solo algunas sugerencias, pero como siempre cada persona es un mundo. Cada uno ha de ir probando hasta encontrar lo que le funciona. Así que dependiendo de la actividad y del individuo que vaya a realizarla, la playlist será diferente, no existe una fórmula mágica. ¿Y tú? ¿Qué música escuchas para concentrarte?